jueves, 10 de noviembre de 2022

"Nutrientes de intimidad"

 En la vida que llevamos necesitamos verdaderos nutrientes de intimidad que nos alimenten en lo cotidiano. No podemos dejar que se debilite nuestro ser, que se vaya diluyendo nuestra persona desgastada por el vivir cotidiano que, muchas veces, no es sino un agitarse de acá para allá lleno de agobios y de preocupaciones. 

La actividad de la vida diaria, los agentes externos atacan nuestra vitalidad interior y nos van dejando con una figura borrosa, como fantasmas sin cuerpo, sin color, sin vida. Sombras entre sombras necesitadas de calor, de intensidad vital, de energía nueva. 

Recuperar vitalidad, refrescar nuestro ser, rehacer las prácticas que nos hagan sentir y gustar de la vida y de las cosas internamente. Necesitamos ensanchar el espacio interior para poder liberar la fuerza necesaria para cada día. No se trata de buscar fuera lo que no puede saciarnos. Hay una sabiduría de la interioridad que es la que debemos descubrir en el interior, en el corazón. En él están las fuentes de la vida, de la felicidad, de la intensidad vital. 

Y nos dedicamos muy poco a atender los deseos de nuestro corazón. 

No sabemos escuchar las voces interiores, los gritos a veces, con que nuestro corazón nos llama. Como esos manantiales que brotan de la profundidad y que sacan el agua, así nosotros podemos vivir de ese agua interior, de esa intensidad espiritual que se nos regala. Porque también puede suceder que se vayan depositando capas de cieno y arena que van taponando las fuentes de la vida. Nos puede pasar que a golpe de decepciones, rutina y vulgaridad, se vayan cegando esos ojos y limitando la abundancia primera. Sin darnos cuenta nos estamos cerrando el paso a la vida, al amor intenso, a la verdadera paz del corazón. 

Cuidar el espacio del arraigo. La intimidad es el espacio en donde podemos “crecer sabiendo bien la raíz”, como nos recordó hace años Pedro Guerra. La raíz de nuestra vida es aquello desde lo que podemos desplegar todo nuestro ser. En realidad la fuente de alimento tenemos que buscarla dentro. En lo que de verdad somos, en lo que nos vertebra, en lo que nos da confianza esencial, seguridad en el arraigo de nuestra vida. Es el momento de examinar las raíces de nuestra vida, y para ello, necesitamos profundizar en lo que somos en verdad, en nuestro ser más hondo. 

Hay realidades que nos alimentan sin que aparezcan en el exterior. Dimensiones vitales que están escondidas muy abajo, muy adentro, con las que no estamos acostumbrados a entrar en contacto, pero que son decisivas para encontrar el modo de vivir con dignidad, de amar con ternura, de caminar con confianza en el futuro. Nuestras raíces se encuentran en un lugar esencial de la persona: Su corazón. 

Descubrir el corazón como lugar primordial de los deseos, como el interior de donde brotan las fuentes de la vida... Entrar en contacto con esas raíces que se convierten en cauce por el que podemos apropiarnos de la vida, por el que recibir y asimilar los nutrientes necesarios para vivir.

Chema Montserrat

Ciao.

 

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