Podemos fijarnos en tres actitudes o capacidades que nos ayudan a entregar la vida, a que nuestro paso por el mundo sea lleno de amor y servicio. Esta es la propuesta que nace de la Espiritualidad Ignacia, para que podamos abrir los ojos al mundo, a los demás, a Dios.
Lo primero es la capacidad de salir. El Señor nos llama y debemos estar con los ojos abiertos, con los sentidos atentos para dejar nuestra comodidad y nuestros seguros. Salir de nosotros mismos para encontrarnos con el otro, con los otros. Estar dispuesto a afectarse por este mundo roto.
Lo segundo es el cuidado, tener la actitud de cuidar lo frágil, lo que está herido. Nuestro mundo está sufriendo, las personas están sufriendo. Es necesario entrenarse en el cuidado y el cariño de lo más pequeño.
Y lo último es permanecer. Permanecer en el amor primero, en el amor que nos ha dado todo, que se ha dado del todo, para que nos amemos unos a otros. Agradecer, confiar en que Dios va el primero. Y así, podremos seguir caminando y creciendo.
Espiritualidad Ignaciana
Ciao.
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