Señor, soy la oveja perdida que nadie sale a buscar, por la que nadie se interesa, a la que nadie llama, a la que todos ignoran.
Y no estoy sólo, no, no estoy solo.
Somos 99, 100, 1000 … Pero nadie nos llama, ni nos buscan, ni se interesan…
Olemos a pecado.
Olemos a toda clase de miserias humanas.
Olemos a calle, a barro, a polvo de los caminos inhóspitos de la vida.
Señor, al parecer se han quedado con una.
Una a la que miman, protegen y guardan.
Una que es objeto de disputas, de rencillas, de envidias …
Todos la quieren, porque sólo está ella.
¿Y nosotras, Señor, y nosotras…?
Deseo volver.
Quiero regresar, integrarme; deseo levantarme y ponerme en camino.
Ya no me interesan los placeres de este mundo.
No quiero seguir rodeado de esta piara de cerdos que los representan.
Yo me voy a casa de mi Padre.
¿Quién me esperará?
¿Me esperará alguno? ¿Saldrán corriendo a recibirme?
¿Me abrazarán?
¿Me reconocerán?
¿Harán fiesta, Señor, harán fiesta ...?
Salgamos a la calle, a la vida; vamos a buscar, a llamar.
Abracemos, acojamos, salgamos al encuentro, que mas de una criatura nos está esperando.
Antonio Jesús Fuentes.
Ciao.
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