Curiosamente, uno de los atributos principales que los teólogos medievales atribuían a Dios es la simplicidad. Por supuesto, detrás de esta caracterización descansa todo un modo de leer la realidad y una determinada filosofía que hoy puede parecernos de difícil acceso. Sin embargo, el contenido de esta idea puede resultarnos aun muy actual. Nuestra tendencia sería más bien la de concebir a Dios como algo muy complejo, como el mayor de los enigmas a resolver. La lucidez de los teólogos va en la línea contraria: Los seres humanos somos los complejos, los que nunca acabamos de mostrarnos tal cual somos, los que siempre tenemos un pliegue que esconde algo. En Dios, en cambio, no hay engaño, Él es tal cual, simple, sin pliegues ni escondites. Por aterrizar de algún modo la reflexión, el amor tiende a la simplicidad, a mostrarse tal cual, a no complicar ni sobrepensar las cosas.
"Los atributos de Dios"
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario