SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO...
No pidas pruebas al amor. Confía.
No exijas tocar la sangre para vivir la entrega.
Ante ti se abren la seguridad y el riesgo. Tú arriesga.
La fe no entiende de garantías o evidencias.
Es semilla que arraiga en la búsqueda de lo cierto y en combate por lo justo.
Es un grito que nos lleva más allá de la prudencia.
Es la compasión que ha vencido al egoísmo.
La ternura sin cadenas.
No pretendas aferrar al que vive para siempre.
Escucha la voz, que, dentro, te dice que está aquí, contigo, ahora.
José María Rodríguez Olaizola
Ciao.
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