jueves, 31 de agosto de 2023

¿Por qué una cometa vuela?

Lo más determinante no son ni el viento ni los materiales. Una cometa vuela porque está atada. Nosotros identificamos las ataduras con algo que nos quita libertad, que nos aprisiona. Es esclavo el que está atado. Y, por el contrario, el libre es el que vive sin ataduras. El que no se casa con nada ni con nadie. Cuantos menos vínculos existan, más libertad habrá. Sin embargo, Jesús, como la cometa, nos llevan a replantearnos la libertad en otros términos. Libre es el que se ata, porque la libertad no consiste tanto en la posibilidad de elegir, como en la capacidad de ordenar todas nuestras elecciones al amor. María, José o los apóstoles se ataron a Dios, que es lo mismo que decir que se vincularon a Él hasta el punto de dejar que el Señor fuese su Principio y Fundamento. Y esa es la invitación que el Señor nos sigue haciendo hoy: Atarnos a Él, porque de hacerlo, nuestra vida será plena y nuestro "vuelo" será alto, firme, precioso. En el fondo, sabemos que es verdad, porque cuando hemos hecho la experiencia de vincularnos a Jesús nuestra vida se ha desplegado de un modo inimaginable. Atándonos, hemos sido más libres, más nosotros mismos. Pidámosle al Señor la gracia del vínculo con él, para que al modo de la cometa, nuestra vida, por estar atada a Él, sea de altura. 

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

 

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