Andábamos en sombras.
Errábamos, buscando una salida.
Se nos había roto la esperanza.
Se nos había caído la alegría.
Se nos había estropeado la cordura.
Éramos huracanes enjaulados.
Batallábamos con bestias intangibles.
Solo tú podías devolvernos la entereza.
Y lo hiciste.
Una vez.
Para siempre.
Elegiste la puerta inesperada.
La discreta victoria silenciosa.
La promesa cumplida sin alardes.
Y una alianza, sellada en pan y vino, para saciar nuestra hambre de respuestas.
José María Rodríguez Olaizola SJ
Ciao.
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