No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus altibajos, por sus decepciones, por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele en medio de inquietudes y dificultades el sacrificio de tu alma sencilla que, pese a todo, acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres un frustrado si Dios te considera plenamente realizado, a su gusto.
Piérdete confiado ciegamente en ese Dios que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás lo veas.
Piensa que estás en sus manos.
Teilhard de Chardin SJ
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario