Ser pacientes, según Chiara Lubich, significa confiar en Dios y en su plan para nosotros, a pesar de las dificultades y los desafíos que podamos encontrar en el camino. También significa tener paciencia con los demás, escuchar atentamente, tratar de entender sus perspectivas y trabajar juntos para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos.
Para curarnos de la ansiedad, la precipitación y el atolondramiento; para recordarnos, en las contrariedades y siempre, nuestro "estado de viadores": que es la luz del horizonte lo que da sentido a cada paso del camino.
El amor puede darme la capacidad de ser paciente.
Primero, el amor conmigo mismo, confiando en la misericordia de Dios y en la fuerza de la fe y la esperanza de poder recomenzar siempre.
Luego, el amor hacia todos como consecuencia del primero.
Ser paciente significa aceptar a cada persona con sus límites, descubriendo también sus cualidades; significa aceptar el tiempo de Dios para todo, porque de eso depende la perfección de mis acciones.
Ser paciente es tener una fina sintonía con la misericordia, para tener la paz interior y ser su emisario en todos los ambientes.
Apolonio Carvalho Nascimento
Ciao.
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