jueves, 30 de mayo de 2024

Conscientes de lo que decimos

¿Qué responsabilidad tenemos en lo que contamos y cómo lo contamos? Quizá esta pregunta merezca una reflexión sosegada mucho más amplia que estas palabras. Y si el mensaje que se transmite forma parte de lo espiritual, de la fe, de la Palabra dada en el Evangelio, quizá ese interrogante se vuelve más profundo, más sentido.

En muchas ocasiones nos dejamos atrapar de ese fenómeno tan presente en medios de comunicación y redes sociales que es la «cámara de eco»: El consumo de la información que sólo nos interesa, donde las ideas que se exponen no se contraponen, sino que alimentan nuestras propias creencias, elevando a la categoría de definitiva una opinión personal, polarizando el mensaje, y dotando de inviolabilidad un razonamiento que responde al sesgo cognitivo de confirmación.

Esto nos hace ciegos no sólo al contenido de las palabras sino a la capacidad de diálogo en las relaciones humanas. El papa Francisco nos invita a «escuchar con los oídos del corazón» como antídoto a esta tendencia que sólo busca confirmarnos en nuestras opiniones, dejando al margen cualquier información que choca frontalmente con nuestro ideario. Y me atrevería a añadir que desde esa escucha pausada y consciente, podríamos llegar a hablar realmente desde el corazón, pues «en esta época que corre el riesgo de ser rica en tecnología y pobre en humanidad, nuestra reflexión sólo puede partir del corazón humano».

Y en este sentido, la mejor forma de comunicarnos con Dios es a través de la oración: El lugar privilegiado al que acudir para eludir la «contaminación cognitiva» y asumir la realidad con responsabilidad. Quizá la pregunta del inicio de este texto no pueda responderse en unas líneas, ni siquiera con una reflexión de unos días o meses, pero en la oración encontraremos su contenido y forma.

Saúl Núñez Amado

Ciao.

 

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