Si acaso resisto, insiste. Si niego, afirma.
Vence tú en este duelo entre tu promesa y mi reserva.
Quítame el traje de gala, y reviste mi desnudez de justicia.
Cúbreme con un manto de coraje, ármame de bondad y ponme en pie.
Tu luz conquistará los reductos cerrados del alma, tu palabra despertará las esperanzas y los sueños.
Tu paso marcará el ritmo, tu vida mostrará la ruta hacia una tierra nueva habitada por todos Señor de la alegría distinta, de los encuentros y fiestas, de la mesa compartida, del amor inquieto.
Señor de la cruz vencida, todo empieza en ti de nuevo.
José María R. Olaizola, SJ
Ciao.
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