miércoles, 29 de enero de 2025

¡Viviré cada día, Señor!

¡VIVIRE CADA DIA, SEÑOR!

Como si fuera el primero, y a la vez, el último de mi existencia.

Dándote gracias, por lo mucho que me das, y soportando, las pequeñas cruces que –grandes o diminutas- caen sobre mi hombro.

Sentiré cada día, Señor tu fuerza que me empuja y me levanta tu poder que es más grande que toda mi debilidad tu presencia, que me garantiza un futuro tus promesas, que me animan en mis ideales.

Daré gracias a tu  nombre, Señor porque, tu Palabra, me habla de un final feliz de cosecha abundante y rica de premio merecido a quién hizo buen combate de una primavera eterna, después de este invierno.

¡VIVIRE CADA DIA, SEÑOR!

Como el vigilante que guarda un gran tesoro.

Como el vigilante que, ante el horizonte, grita una y otra vez: ¡Tierra a la vista!

La tierra de la Ciudad Eterna.

La tierra donde todo es eterno.

La tierra donde brilla Dios en su plenitud.

La tierra de la paz que no conoce la guerra.

La tierra donde habita Aquel que se encarnó.

La tierra donde todo es familia y felicidad.

¡VIVIRE CADA DIA, SEÑOR!

Sabiendo que, un día más, es un día menos.

Un día más en el mundo, pero un día menos para estar cerca de Ti.

Un día más para hacer el bien y un día menos en el intento de haber cambiado.

Un día más para emplearme a fondo o un día menos para buscar lo eterno.

¡VIVIRE CADA DÍA, SEÑOR!

Sabiendo que, al final, y como buen final me aguardas y me esperas Tú.

Viviré intentando mirar desde abajo y nunca desde arriba o desde la distancia situaciones de angustia, necesidad o tristeza.

Qué fácil es mirar hacia arriba.... Qué difícil hacerlo desde abajo. Amén.

Javier Leoz Ventura

Ciao.

 

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