Deja que, el NIÑO, crezca en tu ser niño para que veas las cosas, las personas y el mundo de diferente manera.
Pide que, la sencillez del NIÑO, sea una forma de entender y comprender lo que hacemos complicado
Abre tu corazón, al NIÑO, para que todos los días del año 2025 seas un portal donde escuches el gemido de Dios en los que sufren y carecen de todo.
Piensa, como el NIÑO, en una tierra con más paz y menos guerra, con más abrazos y menos contiendas.
Vive, como el NIÑO, con los ojos abiertos al cielo y con las manos extendidas hacia lo que te rodea.
Bendice, como el NIÑO, aquello que está bien y denuncia lo contrario a la bondad, la entrega o la alegría.
Llora, como el NIÑO, por un mundo cada vez más frío y distante, egoísta y violento, calculador y sin principios.
Proclama, como el NIÑO, que es posible sembrar un poco de DIOS en medio de tantos "dioses" de hojalata, dinero, apariencia y orgullo.
¿Y AHORA...QUÉ?
Es el momento de no permitir que muera ese Niño que hemos acogido en Navidad pero que, la vanidad, puede ahogar en medio de los pliegues de nuestro día a día. ¡Cuidemos al Niño!
Javier Leoz Ventura
Ciao.
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