El Espíritu Santo nos puede regalar su paz.
Pero esa paz debe ser buscada de nuevo cada día. ..Porque permanentemente hay cosas que vuelven a perturbarnos: El orgullo herido por una palabra que nos dijeron el temor de que suceda algo desagradable una cosa que no nos salió bien el dolor de haber dicho algo que no debíamos decir el deseo de algo que no podemos conseguir. Todo eso nos va quitando la paz.
Por eso no hay que dejar pasar varios días sin volver a rogarle al Espíritu Santo que nos pacifique por dentro con su caricia de amor.
También para esto se puede utilizar la imaginación: Tomo conciencia de las cosas que me están perturbando por dentro e imaginando cada una como una gota que cae y se hunde en un arroyo que la arrastra. Hasta que sienta dentro de mi corazón un dulce vacío.
No han quedado perturbaciones .. Yo estoy obsesionado con algo y quiero conseguirlo por un camino equivocado y ahora ese hueco se llena de calor de fuerza de vida de fuego que consume todo resto de preocupación: Es el fuego del Espíritu Santo que todo lo invade.
Vic Rosell
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario