GRACIAS, SEÑOR
Sin saber cómo ni por qué, he dicho “no” a lo que me degrada.
Me prometieron ser más feliz lejos de Ti y, veo, que son más desdichados los que de Ti apartaron.
Me señalaron que, con pan, vino y dulce no tendría necesidad de más sustento pero, con el tiempo, he aprendido que, el dulce empalaga,
el vino embriaga demasiado y el pan se endurece sobre la mesa.
Sólo Tú, Señor, conservas la frescura eres algo siempre nuevo y, en tu Eucaristía, permanentemente tierno.
¿Cómo voy a dejarte, Señor?
Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate. A defender mi fe y mi esperanza. A no esconder mi rostro cuando el enemigo me pregunte si yo tengo algo que ver contigo.
GRACIAS, SEÑOR
Conocerte ha merecido la pena. Servirte es mi lucha cada día. Y, no caer en la tentación de la debilidad, es mi oración a Ti confiada.
Guárdame y ayúdame, Señor, a salir victorioso de tantas dudas que siembran en mí interior incertidumbre.
Todos los días digo "cambiaré" y, al día siguiente, me digo a mí mismo: "Ayer mentí, cambiaré hoy".
Amén.
Javier Leoz Ventura
Ciao.
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