No nos saciará el pan de unos pocos, la fiesta exclusiva, o el amor tasado.
No nos llenará la voz sin raíz, el hoy sin historia, el gesto sin alma.
Pobres de nosotros, eternos clientes de pobres quimeras usuarios voraces de ruido y apariencias.
Un instante de hartura, y de nuevo, hambre.
Y mientras, tú, a nuestro lado, te ofreces sin imponerte, pan de todos, banquete abierto, amor sin medida.
Tú nos llamas.
Palabra cierta, relato eterno, abrazo que, desde la cruz, vence a la soledad.
¿Te reconoceremos, o seguiremos distraídos, persiguiendo fantasmas, alimentándonos de ilusiones, y confundiendo ídolos con dioses?
José María Rodríguez Olaizola, SJ
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario