Fuegos...
No al fuego destructor, que calcina posibilidades, consume esperanzas, y aniquila enemigos, dejando, a su paso, desolación y amargura.
No al fuego del rencor que arrasa, colérico, aquello que odia, devorando vidas y cerrando caminos.
Sí al fuego del espíritu, que nos arde dentro con cálido afecto, que enciende fulgores de amor inmortal, e ilumina rutas en la noche.
Fuego de hogar, hoguera que invita a sentarse en torno, compartiendo cantos y anhelos.
José María R. Olaizola, SJ
Ciao.

No hay comentarios:
Publicar un comentario