Soy tu ola en el silencio de tu mar y la palabra que dijiste sin decir con la brisa de tu viento, un borbotón de tu fuente y un beso de tu misterio.
Soy la nada de tu todo y un poco de tierra tuya, no el propietario del tiempo, calor y frío en la noche, fuego y agua en el desierto; chispa que brilla en la sombra, algo tuyo sin saberlo.
Arrojado fui a esta vida desde una nube viajera, cuando decidiste hacerlo, a un mundo en contradicción entre amor, guerras y lunas, alegrías, rosas y miedo, un río que me arrastraba por los enigmas de un sueño.
Se han esfumado las horas, al igual que van marchando los seres que me quisieron, las caricias de mis padres y el derramarse los versos.
Yo ya no quiero explicarme ni razonar mis deseos.
Viajo a solas sin un mapa en la noche del sentido que barrunta el sentimiento desde esa música oculta que en el corazón me arde sin pensar, cuando presiento que soy Tú y tu eres yo; cuando me olvido de mí, y sin más todo lo suelto para perderme en tu abrazo, sin vela, timón ni remo.
Creí poseer un nombre, una identidad y un cuerpo.
Pensé que yo era en mi nave, el patrón de mi velero, pero soy solo una ola que despierta, si descubro todo el mar que llevo dentro.
Pedro Miguel Lamet
Ciao.

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