viernes, 28 de noviembre de 2025

Tiempo de esperanza

Llega el tiempo de Adviento...Preparemos y allanemos el camino de nuestro corazón al Señor en la espera de su venida... Tiempo de espera... Tiempo de esperanza...Nadie nos podrá quitar la esperanza.

Existen dos modos de esperar: Uno, se refiere al futuro como realidad determinada de antemano, a la vez que incierta, conduciendo al temor y a la inseguridad, o a la indiferencia burguesa de lo seguro; otro, mira el futuro en cuanto realidad abierta, desde una comprensión de la historia como espacio novedoso en el que se encuentran dos libertades, la humana y la divina.

El cristiano, que camina por la segunda versión de la espera, vive el futuro como esperanza, desde una serenidad y certeza que inquieta lo más profundo del ser humano para amar la historia y hacerla capaz de eternidad en el corazón de Dios, viviéndola como gracia a la luz de la promesa divina que nos lanza a la fraternidad sin límites...

El Adviento nos recuerda un año más que la puerta del corazón se nos tiene que abrir desde afuera. Que todo nuestro esfuerzo es un camino hacia el futuro, pero necesitamos también que el futuro venga a nosotros, que la Compasión, con mayúsculas, nos salga al encuentro. No en vano rezamos cada día: “Venga a nosotros tu Reino!”

Nuestra situación es parecida a la de quien comienza el viaje al encuentro de Otro, convencido que Él también ha salido a su encuentro. Ésa es la Buena Noticia del Adviento: el Futuro de Dios viene hasta nosotros. La puerta, forzada desde dentro, va ser abierta, en realidad, desde afuera. Ésta es la metáfora del Adviento, una metáfora de la salvación que esperamos y, ardientemente, deseamos...

Chema Montserrat

Ciao.

 

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