El cuarto domingo de Adviento se centra en la cercanía de la Navidad, la disposición de María a aceptar la voluntad de Dios ("Hágase en mí según tu palabra") y la idea de que el amor de Dios se encarna en cada persona. Es un momento para reflexionar sobre la importancia de la fe, la esperanza y el servicio, invitando a vivir con disponibilidad y a compartir ese amor y esperanza con los demás en el camino hacia la celebración del nacimiento de Jesús.
El "sí" de María: Se reflexiona en la disponibilidad de María al aceptar el anuncio del ángel. Su respuesta, "Hágase en mí según tu palabra", se presenta como el modelo perfecto para que los creyentes acepten la voluntad de Dios en sus vidas.
La encarnación de Dios: Este domingo subraya que Dios se manifiesta en el mundo a través de la encarnación en Jesús, pero también lo hace en la vida de cada persona. La Navidad es la encarnación de Dios en cada uno y la invitación a llevar esa experiencia a los demás.
Confianza y alegría ante el miedo: Se enfatiza la importancia de superar los miedos (a la enfermedad, a la muerte, al futuro) y de confiar en la presencia de Dios, que nos acompaña. La actitud de María, al no temer, es un ejemplo de cómo convertir el miedo en confianza y alegría.
Servicio y amor al prójimo: Se nos invita a pasar de una actitud autorreferencial a una de servicio, como la de Jesús. Se recuerda que la Navidad es un momento para estar cerca de los demás, compartir el amor y la esperanza, y practicar gestos de bondad y solidaridad.
La figura de José: Se resalta el papel de San José, quien, al igual que María, asumió la vida tal como venía y asumió el rol de padre protector, mostrando un ejemplo de fe y entrega en medio de la incertidumbre.
Ciao.

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