No vino Dios a nuestra tierra para fugarse a continuación. Su nacimiento no fue un “sí pero no”. Todo comenzó en un establo y su pequeñez puso en evidencia la verdad o la falsedad de muchas vidas. Dios apareció para quedarse, para encarnarse y para poner a la humanidad en movimiento. Unos se dejaron llevar por la luz de la estrella y otros prefirieron la oscuridad de las cavernas. ¿Y tú?
- Puedes ser pastor cuando representas la sencillez; sin coronas ni riquezas pero tu presencia con tu fe, generosidad y ternura vale mucho.
- Puedes ser ángel cuando tu voz es la voz de la esperanza e irrumpes en medio de las noches más amargas para dar buenas noticias y levantar si es necesario. Cuando intentas unir el cielo con la tierra allá donde te encuentras.
- Puedes ser mula si la impaciencia no te corroe. Cuando no entiendes el misterio pero te quedas aguardando. Cuando no eres protagonista, nadie se fija en ti pero eres constante.
- Puedes ser buey si eres fuerte ante la adversidad. Si no te quejas cuando crees que te cargan demasiado. Si acompañas y das abrigo sin pedir nada a cambio. Cuando sin saberlo eres apoyo en los momentos más difíciles de algunas personas
- Puedes ser oveja del belén si te dejas guiar hacia lo grande y no borrego hacia lo que es secundario. La inocencia es imprescindible para llegar sin miedo pero con corazón abierto a lo esencial; por ejemplo el pesebre.
- Puedes ser rey Melchor si te pones en camino. Si no te quedas en la riqueza de tu sabiduría o de la razón y, en cambio, buscas y preguntas por razones que nuestra razón no entiende: eso es fe. El oro será tu reconocimiento a Dios.
- Puedes ser rey Gaspar si no te conformas con lo que ves a tu alrededor. Si miras al cielo buscando una estrella no para estrellarte sino para caminar lejos donde Dios siempre tiene una respuesta. El incienso será tu oración.
- Puedes ser rey Baltasar si caes en la cuenta de que, Dios, nace para todos, para todas culturas y que cada historia aún siendo diferentes tiene un lugar junto al pesebre. La mirra es tu debilidad.
- Puedes ser Herodes cuando tienes miedo a perder influencia, poder. Cuanto te aferras a tus personales tronos y eres incapaz de ver más allá de ti mismo. El poder eclipsa muchos sentimientos y alimenta muchos egos.
- Puedes ser San José si haciendo el bien no haces ruido. Si cuidas y confías en lo que te rodea. Si amas con discreción y eres seguridad para los que se te acercan.
- Puedes ser Virgen María si dices un “SI” en aquello que merezca la pena. Si respondes con una fe sin reservas. Si estás disponible y eres paciente aunque algunas cosas no comprendas.
- Puedes ser estrella si eres luz que orienta y que ilumina. Si no eres destello que sólo deslumbra y ciega a los que te miran. Si con tu fe eres capaz de levantar los ojos de algunos hacia lo más alto del cielo
- Y no olvides, en tu belén, colocar esa figura especial, invisible pero que sigue viva y que nunca se pierde ni ese estropea con el paso del tiempo: Los fallecidos. Ellos marcharon antes que nosotros para postrarse en el pesebre celeste y, nosotros, les recordamos porque formaron parte de la historia de nuestro belén de carne y hueso.
Javier Leoz Ventura
Ciao.

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