jueves, 21 de febrero de 2008

¿Por qué yo?



Hola amigos. Hoy quiero que penséis en una pregunta que solemos hacernos la mayoría de las veces, cuando la enfermedad y la desgracia acuden a nuestro lado.
¿Por qué yo? ¿Por qué a mí?
Siempre nos los preguntamos y casi nunca encontramos la respuesta.
¿Por qué Dios permite que la enfermedad me haya tocado o la desgracias haya caído en mi familia?
Nos sentimos tan perfectos, que nos es imposible comprender que nosotros, como humanos, estamos expuestos a toda clase de calamidades y enfermedades, y si Dios lo permite es, porque nadie está libre de padecer algún mal.
Sin embargo, pasamos por otras épocas estupendas, en las cuales nada nos es adverso y todo, salud y suerte nos sonríe. ¿Preguntamos lo mismo en esos momentos? ¿Por qué Dios me manda tanta felicidad? ¿Qué he hecho yo para merecer tanto bien? Seguro que entonces no nos planteamos nuestra felicidad.
Si en estos momentos malos no queremos caer en la desesperación, mi consejo es, que agradecezcamos a Dios también el dolor, y se lo ofrezcamos a Él, pues difícilmente podríamos superarlo sin su ayuda, y sobre todo recordad, que tanto en los buenos como en los malos momentos, Dios está siempre a nuestro lado, permitiendo cada una de las cosas que nos pasa.
Si en los momentos de dolor clamamos y preguntamos, en los momentos de alegría agradezcámos los beneficios que nos regala.

Ciao.

1 comentario:

Ludmila Hribar dijo...

Cuanta verdad Lourdes en tus palabras y cuanto misterio en nuestras vidas tanto en el dolor como en la alegria. Claro es mucho más facil agradecer las alegrias que las penas. Exige mas madurez, mas vida interior y nos llama a acercarnos más a Jesús y comprender su propio sufrimiento para que nosotros podamos gozar un dia de la verdadera Vida.