lunes, 6 de abril de 2009

Comenzamos la Semana Santa


“... es con la llegada de la primavera, cuando la tierra santa de Andalucía sufre su más honda metamorfosis. Sus hombres y mujeres la convierten en la Jerusalén de los Santos Evangelios, y hacen revivir la Pasión, Muerte y Resurrección del Hijo de Dios. Es con la llegada de la primavera cuando Andalucía, no sólo huele a azahar y clavel sino a Semana Santa.”

Amanece en la ciudad. Ya se divisan los primeros rayos de sol por los montes altos y encumbrados de Jabalcuz. ¡Y tú Jaén, que bella y callada dormías en tu frío invierno, despertarás de gozo! El verdor de tus olivos, el sol, la luz, el incienso, la cera...vestirán tus calles con el fin de revivir el mensaje de amor que cada año, cada siglo, cada milenio, nos trae nuestro Señor, Jesús, el Hijo de Dios.


Así comenzaba el pregón de una cofradía de Jaén, que mi amigo y compañero de radio Alfonso, dio hace unos años.

Valgan estas palabras, como introducción a la reflexión de hoy, de la Semana Santa que ayer comenzamos:


Hoy, Lunes Santo, quiero reflexionar un poco con todos vosotros, sobre el sentido de la Semana Santa,

que apenas hace unas horas, dábamos comienzo con el Domingo de Ramos.


Esta semana que vamos a vivir, es el momento litúrgico más intenso de todo el año, para los cristianos.

Sin embargo, para muchas personas se ha convertido sólo en una ocasión más de descanso y diversión,

que no nos debe llevar a olvidar, que esta semana mayor, pierde su sentido de celebración, si no le damos

el verdadero protagonismo cristiano que tiene.


Un descanso merecido, que nos debe servir para cultivar y revivir nuestras tradiciones, recuperando

esas costumbres heredadas, que nuestros padres nos han ido transmitiendo con los años

y enseñárselas a las generaciones que nos preceden, porque lo que hemos vivido desde pequeños,

no podemos dejarlo perder ni echarlo en el olvido.


La sociedad laica en la que estamos inmersos nos dice, que estos días son tan sólo días de diversión,

sin mirar hacia el sentido real de los que vivimos.

Yo os invito a que esta semana, nos acerquemos a Jesús, para celebrar con Él el amor que tiene a todos

los hombres, y así junto a Él, vivir y entender, su Pasión, su Muerte y su Resurrección.

La Semana Santa, en una época de contrastes, donde se mezclan lo religioso y lo cultural,

el recogimiento de las iglesias y la bulla de las calles, el olor a flores, cera e incienso

que nos regalan los pasos y la plástica de sus imágenes engalanadas para estos días…


En esta semana se mezclan también, la impaciencia por la llegada de la procesión, y

el recogimiento cuando aparecen… La risa y el revuelo de los niños

y la oración silente de los mayores…

La música hecha oración de las bandas y el sacrificio ofrecido a Dios de los costaleros y penitentes…

La tragedia hecha Cristo y la belleza dolorosa de sus Vírgenes…


Todo un contraste que no debe llevar a quedarnos solamente con lo exterior.

Este tiempo de esperanza cristiana, debe llevarnos a la reflexión, a la oración,

y a vivir su mensaje paso a paso, e ir avanzando con el Jesús del Calvario, con nuestros dolores y

problemas, al gozo de la Gloria y de la Resurrección que viviremos una vez más

en la noche de la esperanza y la alegría de la Pascua.

Durante estas fechas se celebra una fiesta religiosa de singular importancia,

para quien decida vivirla.

La mezcla entre las celebraciones religiosas y el vivir en la calle los desfiles procesionales,

hará que nuestra Semana Mayor, sea completa.

En los templos viviremos con nuestras comunidades parroquiales la grandeza

de las celebraciones, y en las calles, podremos enriquecernos

con esas catequesis plásticas que nos harán disfrutar plenamente de sus representaciones.

Cada paso que veamos, debe invitarnos a la oración y la admiración de todas las obras

que pases delante de nuestros ojos.


Hoy quiero también levantar mi voz en forma de oración:

Señor Crucificado, déjame contemplarte así cada día,

Con los ojos cerrados, para no ver mi infidelidad,

Con el corazón traspasado y sangrante como refugio para mí,

Cuando vuelvo cansado y malherido del camino que he recorrido sin Ti,

Con la cabeza hacia delante para escucharme siempre,

Con los pies atravesados para esperarme sin cansarte,

Con los brazos abiertos para demostrarme que por encima de todo… me quieres.

Gracias Señor por ser un Dios tan humano, tan nuestro, tan de todos, tan mío.


Ciao.


2 comentarios:

eligelavida dijo...

Que en esta Semana Santa recordemos también el sufrimiento de tantos inocentes que sufren como consecuencia de la guerra, el hambre, el aborto, las injusticias sociales, y tantos otros pecados por cuya redención Jesucristo entregó su vida en la Cruz. Un saludo.

Rosa dijo...

Espero que a través de la meditación y de la oración todos podamos vivir una Semana Santa con mucho fervor y muy dedicada a su figura central: Jesús.