lunes, 18 de mayo de 2009

Shay: Una bonita historia de solidaridad y amor

Durante una cena organizada para una obra de caridad, el padre de un niño minusválido pronunció un discurso inolvidable…

Esta es la preciosa historia:

"Se dice que Dios hace todo en la perfección… ¿Dónde está la perfección en Shay, mi hijo? Mi hijo es incapaz de comprender las cosas como los demás niños. Mi hijo no puede acordarse como los otros niños…
¿Dónde está la perfección de Dios?
Creo que creando un niño minusválido como mi hijo, la perfección que busca Dios es: ¿Cómo actuaremos nosotros ante este niño…?

He aquí una pequeña anécdota para ilustrar mi propuesta.

Una tarde, Shay y yo nos paseábamos cerca de un parque donde unos niños jugaban al beisbol. Shay me dijo:

- ¿Crees que me dejarán jugar?
Sabía que Shay no es del tipo que los chicos buscan para elegir sus equipos normalmente, pero esperaba que al menos se le permitiera jugar.

Le pregunté entonces a uno de los jugadores si Shay podría participar…
El jugador reflexionó unos instantes y dijo:

- Perdemos por 6 puntos y estamos en la octava manga, creo que podría formar parte del equipo y tener la ocasión de golpear en la novena vuelta.

Shay emitió un suspiro enorme. Se le dijo a Shay que se pusiera su guante y se situara.
Al final de la octava manga, el equipo de Shay marcó algunos puntos, pero seguía perdiendo de tres.
Hacia el final de la novena manga, el equipo de Shay gana por un punto.
El equipo tiene ahora dos puntos por delante y aun una posibilidad de ganar el partido… Cosa sorprendente, se le da el bate.
Todos saben que es casi imposible de ganar, pues Shay no sabe ni como agarrar el bate, ni como golpear la bola.
Cuando Shay es emplazado en la zona de recepción, el lanzador avanza algunos pasos y lanza la bola con bastante dulzura para que Shay pueda al menos tocarla con el bate.
Shay batea torpemente al primer lanzamiento, sin éxito. Un compañero de su equipo viene en su ayuda y los dos agarran el bate, esperando el siguiente lanzamiento.

El lanzador se vuelve a acercar y lanza la bola suavemente a Shay.
Junto con su compañero, Shay golpea la bola que rueda hacia el lanzador que la recoge. Habría podido fácilmente lanzársela al primer base, eliminar fácilmente a Shay y el juego se acababa.
Pero el lanzador lanza la bola muy alta y directamente lejos del alcance del primer base. Todos se ponen a gritar:

- ¡Corre a la primera base, Shay! ¡Corre a la primera base!
Nunca tuvo oportunidad de correr hasta la primera base… Shay galopa a lo largo de la línea de fondo, totalmente sorprendido.
Cuando alcanza la primera base, el receptor de la derecha tiene la bola en su mano; podría fácilmente lanzarla a la segunda base, lo que eliminaría a Shay que sigue corriendo.
Pero lanza la bola por encima de la tercera base y todos gritan:

- ¡Corre a la segunda! ¡Corre a la segunda!
Los jugadores animan a Shay que se aproxima a la segunda base; cuando llega, todos exclaman :

- ¡Corre a la tercera!
Cuando Shay pasa por la tercera, los jugadores de ambos equipos le siguen gritando:

- ¡Haz todo el circuito, Shay!
Shay completa el circuito, alcanza la zona de recepción Y los jugadores le alzan sobre sus hombros.

¡Shay es un héroe! Acaba de hacer el grand chelem y de hacer que su equipo gane el partido.


Ese día, continúa su padre con lágrimas en los ojos, estos 18 chicos alcanzaron su propio nivel de la perfección de Dios.

¡Qué bonita historia, diréis! ¿Debo hacerla conocer a los demás?



La paradoja de esta historia de hoy es que:
Se tiene la paciencia de construir grandes edificios, pero no la paciencia suficiente para controlar nuestra cólera.
Hay larguísimas rutas, pero puntos de vista estrechos.
Se gasta más, pero se posee menos.
Se habita en casas más grandes, pero las familias son más pequeñas.
Se disfruta de más comodidades, pero se tiene menos tiempo libre.
Se acumulan más diplomas, pero cada vez se aplica menos la lógica, hay menos discernimiento. Se han multiplicado los haberes, pero disminuyen sus valores.

La ciencia permite vivir más tiempo, pero se ha priorizado la cantidad sobre la calidad, pues para muchos, su linea de vida es triste y monótona.
Se hace el viaje de ida y vuelta a la Luna, pero resulta dificultoso atravesar la calle para presentarse a su vecino.

Ciao.

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