viernes, 13 de noviembre de 2009

La estrella de mar


Cierto día, un hombre caminaba por la playa cuando se encontró con otro que a cada momento se agachaba, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar.

Hacía lo mismo una y otra vez. Cuando se acercó pudo ver que lo que agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

El caminante preguntó al hombre qué era lo que hacía…

- Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea está baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las devuelvo morirán aquí por falta de oxígeno.

- Entiendo, replicó el caminante, pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa, no puedes lanzarlas todas, son demasiadas. Además, quizás no te des cuenta pero probablemente esto sucede en cientos de playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?

El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y, mientras la lanzaba de vuelta al mar, le respondió:

- ¡Para ésta sí lo tuvo!

Puede que nosotros no podamos solucionar toda la miseria que hay en el mundo… Pero sí podemos hacer la diferencia para alguien que esté cerca de nosotros. Dejémonos usar por Dios y seamos esos instrumentos que Él necesita para sembrar amor y esperanza en los corazones necesitados.

Ciao.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta tu blog, enhorabuena.