Ha muerto en Jaén, un gran sacerdote

Hoy perdonadme que haga un post un tanto localista, pero es que todavía no me he recuperado de la noticia que recibí ayer por la mañana.
Estas fotos pertenecen a la despedida a un gran hombre y un gran sacerdote de Jaén, Don Antonio Palomares Fuentes, que en la mañana del viernes fallecía a los 80 años cuando acudía a la parroquia a la que pertenecía a orar ante el Santísimo, antes de co-celebrar la misa de 9,30, y que un automóvil, por un despiste suyo o de Don Antonio lo atropelló en plena calle.
Don Antonio, como podéis apreciar por la cara de bondad que tiene en la foto, era ese abuelito cercano que todos les gustaría tener. Andaba a pasitos cortos, ayudado de un bastón, y que, ni las cuestas de esta preciosa ciudad, ni el calor o el frío que solemos padecer, eran un impedimento para él, a la hora de acudir a su encuentro con Dios.
A la misa de entierro acudieron mas de una cincuentena de sacerdotes, compañeros suyos, venidos desde todos los puntos de la provincia, porque Don Antonio era querido por todos.
Nuestro Obispo Don Ramón del Hoyo presidió la Eucasitía, y según me cuentan algunos amigos que acudieron a su entierro, mantuvo para él una preciosas palabras y llenas de cariño y admiración en su homilía.
Yo no me enteré hasta que habían celebrado la misa, pero no dejo de pensar en él, porque en estos tiempos en que el sacerdocio está tan criticado y tan denostado, el que haya uno, que todos lo recuerden con cariño y reconozcan su santidad y su buena labor, creo que es de destacar.
Don Ramón, decía entre las muchas palabras de su homilía que, "pasó por la tierra haciendo el bien". Bonitas palabras para recordar a una persona que se consagró hace 64 años, y que por donde ha pasado con su tarea pastoral ha dejado un buen recuerdo, querido y admirado por todos los que lo han conocido.
Su muerte ha sido trágica. Fue atropellado en plena calle, a las 8 de la mañana, cuando acudía a la parroquia a orar ante el Santísimo, antes de celebrar la misa.
Es un excelente sacerdote, decía uno de sus compañeros. Fervoroso adorador de la Eucaristía, honrado y devoto hijo de la Virgen Santísima, gran predicador de la Palabra de Dios, confesor de muchas almas que acudían a su búsqueda, y selecto amigo de sus amigos.
Ahora ha fallecido mientras caminaba para encontrarse con Dios, y Él se adelantó a su encuentro. Descanse en paz este sacerdote bueno y Dios premie sus buenas acciones durante su ministerio sacerdotal.
Querido Don Antonio, todos los que usted ha dejado aquí, le admiramos y queremos. Pida a Dios por nosotros. Descanse en paz.
Y a vosotros, amigos lectores os ruego una oración por el eterno descanso de su alma.

Ciao.