viernes, 5 de febrero de 2010

Los sacerdotes en el mundo digital



Benedicto XVI dedicó su mensaje de la cuadragésimo cuarta Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, a “El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra”.
Me parece estupenda esta idea que saca de las paredes de los templos a personas que consagraron su vida a Dios para anunciar la Buena Nueva y porque pienso que no sólo los sacerdotes y religiosos deben comunicar el mensaje de Cristo, y dar esperanza en este mundo tan perdido, sino que es obligación de todos los que nos confesamos católicos dar a conocer a ese Dios Padre que nos ama y acompaña .
Todos tenemos la obligación de utilizar estos medios que la tecnología y el mundo moderno ha puesto a nuestro alcance, para transmitir nuestras creencias y un mensaje de esperanza al mundo.

A modo de resumen, éste podría ser el decálogo del sacerdote en el mundo digital:

1. Ver en los medios audiovisuales (foto, vídeo, animaciones, blogs, sitios web) ocasiones inéditas de diálogo e instrumentos útiles para la evangelización y la catequesis.

2. En constante fidelidad al mensaje del Evangelio, ser animadores de comunidades que se expresan cada vez más a través de las muchas voces surgidas en ese mundo digital.

3. Transparentar, más que la mano de un simple usuario de los medios, su corazón de consagrado que da alma no sólo al compromiso pastoral que le es propio, sino al continuo flujo comunicativo de la “red”.

4. Mostrar a las personas de nuestro tiempo y a la humanidad desorientada de hoy que “Dios está cerca; que en Cristo todos nos pertenecemos mutuamente”.

5. Allanar el camino a nuevos encuentros, asegurando siempre la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus auténticas necesidades espirituales.

6. Ofrecer a quienes viven éste nuestro tiempo “digital” los signos necesarios para reconocer al Señor; darles la oportunidad de educarse para la espera y la esperanza, y de acercarse a la Palabra de Dios que salva y favorece el desarrollo humano integral.

7. Afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los corazones y decir de nuevo: “Estoy a la puerta llamando. Si alguien oye y me abre, entraré y cenaremos juntos” (Ap 3, 20).

8. Tener en cuenta a quienes no creen y desconfían, pero que llevan en el corazón los deseos de absoluto y de verdades perennes.

9. Valorar la dimensión universal de la Iglesia para una comunión amplia y concreta, en un campo pastoral como éste que no tiene fronteras.

10. Ser apasionados anunciadores de la Buena Noticia, también en la nueva ágora que han dado a luz los nuevos medios de comunicación.

Ciao.

2 comentarios:

Angelo dijo...

Hoy coincidimos en el tema con diferente enfoque. ¡La comunión de los santos!

P. Enrique dijo...

Pues creo no andar tan perdido. Soy sacerdote y nos hemos lanzado a realizar nuestro humilde aporte. Gracias por recordarnoslo.