lunes, 1 de febrero de 2010
Nuestro hilo de oro
No son muchos los que conocen conscientemente su hilo de oro, es decir, su función o su vocación, o el sentido que pueda tener su vida, fuera del mero sobrevivir en forma mecánica, empujados por las circunstancias externas.
Algunas personas se sienten impulsadas a un vivir absurdo y errático; o encerradas por el deseo del otro, que los arrastra a una existencia que no han elegido y que no les da ninguna satisfacción, salvo la seguridad de ser medianamente aceptados o queridos por su entorno.
Otros hacen su quehacer profesional, de una forma mecánica y sin convicción, sin sacar de ello ni alegría ni gratificación, como una obligación impuesta, necesaria y penosa.
Otros en cambio, (y se les nota una diferencia muy notable en ello), hacen su trabajo con empuje y pasión, pero frecuentemente, tienen en la mente una intención inescrupulosa y despiadada, que los hace llevarse por delante obstáculos y personas, hasta llegar a circunstancias dramáticas que terminan por paralizarlos.
Y otros hacen el singular oficio del "quiero y no puedo". Desean con vehemencia llegar a ser "algo", o "alguien", pero nunca dan los pasos concretos para lograrlo, es como si un oscuro temor los detuviera a poco de empezar y se fueran atrás. Vuelven una y otra vez a rumiar sus sueños y a postergar su concreción, con una impotencia que los llena de amargura.
Pocos son los que hacen lo que quieren y lo que les gusta, sin trabas. Es decir, sin trabas internas, porque los problemas se les presentan igual que a los demás. La única diferencia es que los van solucionando a medida que se van presentando, llevados por el puro ímpetu de desenvolver su hilo de oro, que en ellos parece estar resplandeciendo en sus vidas.
Estos casos ejemplares del género humano, mirados y admirados por los demás, saben lo que quieren, saben para qué están vivos, llevan adelante sus empresas, sus sueños y sus ideales, crean las nuevas utopías que tienden como puentes hacia un futuro mejor, no les acobardan los cambios, sino que los toman como desafíos para desenvolver de maneras más inéditas su función a hacer en el mundo.
Disfrutan y hacen disfrutar su hilo de oro como una parte esencial y generosa de sus vidas, sienten que en ella se van realizando, y a través de ella se van dando en abundancia a los demás.
Si miramos atentamente, es bastante extraño encontrar que hay poca gente que se anima a ser ella misma, y que la mayoría vaya errante, como ciega por su camino...
Pero hay otros que se sientan felices de ser quienes son, y muchos otros se carguen a sí mismos como fardos pesados de insatisfacción...
Ciao.
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