jueves, 11 de marzo de 2010
Grandes esperanzas
Anhelo, sed, expectación. Eso es lo que nos invade cuando sentimos que se aproxima algo que deseamos de veras.
Solo los mediocres o los desesperados renuncian a soñar.
Pues bien, si nos asalta la rendición, es tiempo para alzar la cabeza, mirar a lo lejos, bien fuera o bien dentro.
Dejar que resuene como una promesa el grito de un Dios que pasa por nuestra vida para decirnos: “Se acerca vuestra liberación”.
Esperamos con ganas, con deseo. Esperamos, pero no sentados, sino muy vivos. Miramos alrededor. Buscando… el bien para nosotros y para otros.
Escuchando tu palabra y las palabras de quienes están cerca. Esperamos, sin desesperar.
Conscientes de que tu Señor, estás cerca, de que hay que aprender a descubrirte, y con la ilusión renacida de quien escucha otra vez un anuncio deseado...
Te necesitamos, y por eso ahí va un grito, una plegaria, un canto: “Ven a nosotros”.
Ciao.
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1 comentario:
Yo añadiría: "Ven Señor, si ves que nosotros no vamos" Hasta el movernos hacia El supone muchas veces un acto de pereza . El amor viene continuamente y nosotros no damos un paso para acogerlo. Debemos aprender a Ir, Dios no para . Nosostros somos los que permanecemos impasibles.
Gran reflexión la de hoy. Un beso fuerte.
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