Nos quejamos muchas veces de cómo nos van las cosas en nuestra vida cotidiana. Muchas veces es verdad que los problemas se nos presentan sin llamarlos, y ante eso, nada podemos hacer.
Pero hay muchas ocasiones en que nuestro progreso y nuestra suerte, dependen únicamente de nosotros, y por nuestra falta de actividad o de interés, dejamos pasar las ocasiones, sin movernos de nuestro acomodado lugar, pensando en que van a venir a nosotros sin mover un solo dedo.
Mirad lo que este pequeño cuento nos cuenta, para que podamos aprender de él.
Un día pregunto un viajero a un hombre que estaba sentado a la puerta de su casa de campo:
Mirad lo que este pequeño cuento nos cuenta, para que podamos aprender de él.
Un día pregunto un viajero a un hombre que estaba sentado a la puerta de su casa de campo:
- Que tal viene el algodón?
- “Aquí no se da”, respondió quejoso.
- ¿Y que tal las frutillas?
- “Aquí no se dan”. ¡Es una lastima!, agregó.
- ¿Y los tomates?
- “No, aquí no se dan”. Contestó en el mismo tono.
- ¿Qué extraño! Respondió sorprendido el interlocutor, porque del otro lado de la costa, enfrente mismo de sus tierras, he visto abundantes plantaciones de algodón, frutillas y tomates.
Ciao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario