miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Por qué hemos dejado de rezar?



“Orad sin cesar”, nos dice la Biblia.
A muchas personas, la palabra oración les suena a religiosidad y beaterío, pero a mí personalmente me suena a comunión con la Iglesia a la que pertenecemos, e unión con Dios.
Un cristiano que no reza, es un cristiano desconectado de la sintonía de Dios. Es un cristiano que vive su fe en su pequeño mundo, sin sentir a Dios como Padre de todos los hombres.

Y es que orar es vital no solo para nuestra vida espiritual, sino para la relación personal que tenemos para con Dios y con el resto del mundo, porque ¿Cómo seriamos amigos de alguien al cual no frecuentamos o con quien no hablamos a menudo?
Es difícil entablar una amistad estrecha y verdadera sin tener contacto frecuente con los demás. Ese es el caso nuestro: Si nuestra relación con Dios es distante, no podemos llamarnos amigos suyos.

Dios quiere ser nuestro amigo, de hecho El está dispuesto a ser nuestro mejor Amigo siempre, Él es ese Amigo que nunca nos falla, ese Amigo que quiere lo mejor para nosotros, ese Amigo que siempre tendrá un momento para abrazarnos y hacernos sentir queridos, ese Amigo al cual no le encontraremos ningún defecto y al cual si ponemos nuestros ojos en Él, jamás seremos defraudados.

Dios quiere ser nuestro Amigo, pero hay algo en nosotros, que si hemos dejado de orar, hemos dejado de comunicarnos con Él, hemos permitido que el cansancio u otras actividades le quiten el tiempo que teníamos disponible para hablar con Él, difícilmente nos podrá atender como queremos.
¿Qué nos ha pasado? ¿Por qué hemos permitido ésto? ¿No nos damos cuenta que desde que dejamos de orar, ahora somos más sordos a la voz de Dios?

Hay muchas personas que creen que Dios se ha apartado de ellos, que Dios se ha alejado o simplemente los ha abandonado, pero la realidad es que para sentir al Señor, para escuchar su dulce voz en nuestras vidas, tenemos que mantener una verdadera comunión personal, es decir una comunicación continua con Él, y no hay otra forma de sentir al Señor más que buscándolo. a través de la oración.
Quizá poco a poco fuimos dejando de orar, de hablar con Él, de expresarle lo que sentíamos, de comentarle las cosas de nuestra vida y todo eso fue haciendo en nosotros, que el viejo hombre o la vieja mujer aflorara nuevamente en nuestra vida.

Hoy nos podemos encuentrar en una encrucijada, en donde nos podemos hacer miles de preguntas, del porque ésto, del porque ésto otro, pero hoy nos preguntamos:
¿Por qué hemos dejado de orar? ¿Por los problemas?, ¿Por la crisis que estamos experimentando?, ¿La enfermedad?, ¿Nuestra familia?, ¿El pecado?, ¿Qué excusa pondremos hoy?

Si cada uno de nosotros comprendiera la importancia de la oración en nuestra vida, creo que seríamos más que victoriosos en todas las áreas o por lo menos el enemigo no ganaría ventaja sobre nosotros.
Es una pena que muchos dejan de orar cuando la crisis aparece, cuando la enfermedad hace acto de presencia, cuando la escasez llega a sus vidas o cuando simplemente el pecado les hace sentir indigno de llegar delante de la presencia de Dios.

¡Qué equivocados estamos!, ¡Estamos haciendo lo contrario de lo que debemos hacer!
Si cuando la crisis viene, cuando la enfermedad se presenta, cuando la escasez llama a nuestra puerta y el pecado aflora, es CUANDO MÁS DEBERÍAMOS BUSCAR DEL SEÑOR.
¿A quién iremos si solo Él tiene Palabras de Vida Eterna? Separados de Él, nada podemos hacer!, entonces, ¿Por qué hemos dejado de orar?

¡Venga! Restauremos nuestra vida de oración con el Señor, comencemos a partir de este día a buscarlo, a hablar con Él. Eso es orar, orar es tan solo hablar con Dios, como hablamos con nuestro mejor amigo, no tenemos que decirle palabras rebuscadas ni del diccionario.
Él nos entiende con nuestro lenguaje propio y sencillo, con nuestra forma de ser, con las palabras más simples que nos salgan de nuestra boca.
Él sólo necesita que le hablemos. Él quiere escucharnos, quiere hablar con nosotros, de una manera sencilla y quiere que le contemos como estámos en nuestra vida, a pesar que lo sabe ya todo, pero quiere escucharlo de nuestra boca.
Él quiere ver la actitud que tenemos frente a lo que estamos pasando, si realmente lo queremos buscar o simplemente permitimos que las circunstancias de la vida nos alejen de Él, ¡Vamos y hablemos con Él!

Hoy es un precioso día en donde podemos comenzar a restaurar ese altar de oración en nuestra vida, esos momentos que antes dedicábamos para Dios, en donde le alabábamos, en donde le hablábamos y en donde sentíamos en nuestro corazón como Él nos escuchaba y nos devolvía la paz a nuestra vida.

Dios quiere escucharnos. Él ha estado muchos días esperándonos. Todos sabemos que lo necesitamos, sabemos que lo que estámos viviendo, pero nada podremos superar solos. Por esta razón, acudamos delante de nuestro Padre Celestial y hablemos con Él. Ya es tiempo de restaurar nuestra comunicación con Dios para estar en sintonía con El.

Ciao.

2 comentarios:

Magicomundodecolores dijo...

Hola Lourdes ¡qué razón llevas en este post!. Si tenemos problemas, pecamos, nos desorientamos, lo mejor que podemos hacer es unirnos más a Él, pedirle que nos coja de la mano y nos lleve por la senda verdadera.
Muchos, incluidos los que van todos los domingos a la parroquia, después de salir por sus puertas, ya se olvidan orar el resto del tiempo. Y es que para intimar con alguien,hay que hablar con él, pues igual pasa con Dios.
Y no es nada difícil: sólo hay que sacar una hora al día, retirarnos a donde no nos molesten y abrirle nuestro corazón.
Hay muchos libros que nos pueden ayudar, pero la Biblia los supera a todos. Si nos acostumbramos a leer la Palabra de Dios, pronto veremos que podemos comenzar una conversación espontánea sin darnos cuenta.
podemos rezar con el Magníficat también, pues es un librito mensual sencillo y fácil de usar. Creo que para el que está poco acostumbrado le es muy útil. Yo lo llevo a la guardia, pues no me da tiempo suficiente para utilizar el Diurnal habitual, y me acompaña a todos los viajes. No me cansaré de recomendarlo, pues creo que es un pequeño/gran libro de oración.
Un abrazo y bendiciones mediante, felices vacaciones

lojeda dijo...

Gracias Marisela por tus preciosas palabras, llenas de contenido y de sabiduría.
La oración, es tan importante para el cristiano, como el alimento diario para las personas, lo que pasa es que muchas veces, pensamos que no necesitamos nada de Dios, hasta que nos viene una crisis o un revés.
Te de seo también a ti una vacaciones estupendas y que sea un buen momento para el encuentro con Dios.
Un beso grande.