miércoles, 1 de diciembre de 2010

Decálogo de los derechos del enfermo grave y terminal



Después de haber editado ayer el Decálogo de la Eutanasia, encuentro en el periódico Ecclesia Digital, este decálogo que el Papa, de LOS DERECHOS DEL ENFERMO GRAVE Y TERMINAL.
Un decálogo que nos debe llevar a ver a la muerte, como el fin, sino como el principio del nuestro encuentro con nuestro Padre Dios, para una vida eterna a su lado.

"Días atrás, el lunes 25 de febrero, el Papa Benedicto XVI ha hablado, con su habitual lucidez y maestría, sobre la enfermedad incurable y terminal.
En diez pensamientos resumo su pensamiento.

1.- La muerte no debe verse jamás como un mero acontecer biológico.
Con la muerte concluye la existencia terrena –sí-, pero a través de ella se abre la vida plena y definitiva. Nuestro Dios es siempre el Dios de la vida, el Dios que resucitó a Jesucristo de entre los muertos y que, un día, nos resucitará también a nosotros.

2.- Ningún creyente debería morir en soledad o en abandono. Como hacía la beata Madre Teresa de Calcuta al recoger pobres y desvalidos moribundos, en la hora de la partida se ha experimentar, en la medida de posible, el calor del Padre en el abrazo de los hermanos.

3.- La dignidad del enfermo grave y terminal permanece inalterable. Es incluso más sagrada, y así debe vivirse y potenciarse por todos.

4.- Toda persona, todo enfermo, tiene derecho al total apoyo médico, sanitario, humano y religioso que necesite.

5.- También la familia del enfermo debe ser apoyada por la sociedad. En concreto, la reglamentación laboral ha de recoger los derechos correspondientes para los familiares de enfermos terminales.

6.- Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la com-pasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado con dignidad es una sociedad cruel e inhumana.

7.- Las iniciativas, medidas y persuasiones a favor de la eutanasia son inmorales e injustas. Acentúan una visión utilitarista de la persona y de la vida.
La eutanasia es contraria a la ley de Dios y a la ley natural.

8.- Una vida digna, una enfermedad digna y una muerte diga son aquellas que se viven desde la puesta en práctica de todos los auxilios médicos y sanitarios y desde la fraternidad y la esperanza.

9.- En estas situaciones críticas, también la Iglesia, con sus instituciones ya en curso y con nuevas iniciativas, debe dar testimonio de caridad activa y de constante plegaria a los enfermos y familiares.

10.- Asimismo la Iglesia ha de testimoniar, con sus obras, el esplendor de la verdad, de la sustento de la esperanza y el carácter salvífico y redentor del sufrimiento y del dolor."

La vida es siempre don y tarea.

Jesús de las Heras Muela

Ciao.

No hay comentarios: