domingo, 13 de febrero de 2011

Nos movemos por puro materialismo



El hombre busca la felicidad en el poder y el dinero, pensando que la felicidad la encontrará en las cosas materiales, en el tener más cosas, en el tener más dinero y propiedades, y ésto le llevará a una cerrera sin final por tener cada vez más y quedando atrapados en esta vorágine del poseer.
¿Pero el hombre es sólo materia? ¡No! Es también espíritu, es alma, y por tanto, necesita también el bienestar espiritual, que sólo lo alcanza quien está en paz con Dios, con una conciencia tranquila y con el alma en gracia de Dios.

De esto casi no se habla hoy en día y así la humanidad está corriendo tras las cosas materiales, tratando de hacer un paraíso en la tierra, y no se da cuenta de que está siendo guiada por el Maligno hacia un abismo del que no se sale.

Nos puede pasar a cualquiera de nosotros, porque la tentación es muy grande y son muchas las cosas que hoy la tecnología nos ofrece, y a veces suele pasar que en lugar de que la técnica esté al servicio del hombre, el hombre pasa a ser un esclavo de la técnica y de los avances tecnológicos.

¿Que tenemos que hacer para resistir, para usar las cosas pero con la mirada puesta en el Cielo? Simplemente con la oración, que no debemos abandonar jamás, por ningún motivo, porque este es el primer paso para ser atrapados por el materialismo, que es el error de Satanás.

Si rezamos, y pedimos a Dios que no de el desprendimiento necesario como para ver todo lo material, como algo efímero y transitorio, nunca caeremos en la tentación de caer en la avaricia.

Si no rezamos caeremos en el materialismo, en el querer ser felices en las cosas que tenemos, y nos entrarán las ansias de querer poseer más cosas. Los medios de comunicación, y en especial la televisión y las revistas, nos enseñan todo un escaparate de productos, que nos suelen crear unas tremendas ansias de poseerlos. Si no podemos alcanzar todas esas tentaciones ofrecidas, vendrá a nosotros, la depresión y la frustración, de no poder alcanzarlos.

Ya lo ha dicho Cristo: "No se puede servir a dos señores opuestos: Dios y el Dinero, porque se amará a uno y se despreciará al otro".

Así que atención con nuestro corazón, porque donde esté nuestro tesoro, allí mismo estará también nuestro corazón.
Meditemos seriamente y veamos dónde tenemos puesto nuestro corazón, y si está en lugar equivocado, es tiempo de corregir el rumbo.

Ciao.


1 comentario:

Angelo dijo...

Ya he conocido a varios que han puesto su felicidad en lo material acabando en la más profunda depresión.Que no nos engañen. Solo Dios llena el alma