martes, 15 de marzo de 2011

Aprendizaje por imitación (Bernabé Tierno)


El niño no hace lo que le decimos que haga, sino lo que nos ve hacer y no se imita cualquier tipo de conducta, sino la que se ve más provechosa y eficaz. Desde niño, el hijo imita la conducta de sus padres, de sus abuelos o de sus profesores, o de otras personas que sean significativas para él. En realidad, enseñar significa cambiar las conductas negativas por las positivas, fundamentalmente con el ejemplo: “Los ejemplos arrastran” (exempla trahunt).

La imitación es selectiva, es decir, que no imitamos cualquier conducta sin más, sino que imitamos aquellas conductas que nos resultan atractivas o valoramos de forma positiva.
De todos los pedagogos es conocida la investigación que realizaron hace unos cuantos años Bandura y Ross con dos grupos de niños.

Al grupo A le proyectaron una película con el siguiente argumento: un niño “bueno” está jugando tan tranquilo con sus juguetes, cuando aparece otro niño “malo” que con malas intenciones le molesta en sus juegos y le amenaza con quitarle los juguetes… Discuten y al final el niño intruso acaba vencedor y termina llevándose los mejores juguetes.

El grupo B de niños vio otra versión de la misma película en la que las pretensiones del niño “malo” de quitarle sus mejores juguetes al niño “bueno” resultaron fallidas, porque no solamente supo defenderse, sino que le hizo huir al niño “malo”, marchándose abochornado y humillado.

Cuando fueron colocados después los niños en situación similar a la que habían visto en la película, sus reacciones fueron éstas: los niños del grupo A imitaron la conducta del niño “malo”, porque había sabido vencer, a pesar de que todos reconocían que se había comportado como un pequeño “matón”. Los niños del grupo B por el contrario, no dudaron en comportarse valientemente como el niño “bueno”, que había sido capaz de defenderse del “malo” y no dejarse intimidar por él.

Reflexionemos hoy, los padres y los educadores, sobre la decisiva importancia de ofrecer a nuestros hijos modelos, personas buenas, pero valientes y decididas y que no saben amilanarse ni huir ante quienes pretenden pisotear sus derechos. Pensemos también que presentar modelos que representen valores y fortalezas humanas atractivas va a influir de manera decisiva en sus conductas. De ahí la necesidad de evitar películas en las que los “malos” se presenten como más fuertes, simpáticos, dominantes y con éxito frente a los buenos.

Bernabé Tierno: Psicólogo y escritor.

Ciao.

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