A un niñito se le dio un frasco de perfume. Lo sacó para mostrarlo a sus compañeros de juegos. Pero antes lo escondió de ellos detrás de su espalda diciendo:
- A que no adivináis lo que tengo.
Los chicos se pusieron tan curiosos que allí mismo levantó en alto el frasco sobre su cabeza y exclamó:
-Perfume, esto es lo que tengo.
Los muchachitos leyeron cuidadosamente la etiqueta como mejor pudieron.
Finalmente uno de ellos dijo:
-Esas sólo son palabras. ¿Por qué no quitas el corcho de la botella y te diremos si es verdad o no?
Pronto el chico estuvo trabajando con su navajita, y cuando saltó el corcho, los muchachos olieron profundamente y uno de ellos dijo con aire de dar el veredicto final:
- Era lo que decía, ¿verdad?
Hay una gran necesidad que todos los cristianos quiten el corcho de la botella y permitan que el mundo respiren la fragancia de Dios que florece en nuestro corazón.
Alguien puede decir:
Yo he sido miembro de la iglesia por muchos años. Pero eso no es suficiente.
El chico dijo de la botella:
- Esas sólo son palabras.
Tal vez debemos quitar el corcho de la botella y permitir al mundo que huela profundamente y descubra si lo que hay adentro es genuino o no.
Ciao.
1 comentario:
Pues nada a descorchar la botella de nuestra Fé que cada vez recibe más ataques.
Un beso fuerte Lourdes.
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