lunes, 14 de noviembre de 2011

Nuestros talentos


Escuchábamos ayer, en la misa del domingo este Evangelio:

Porque el reino de los cielos será semejante a un hombre que al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
A uno dio cinco talentos, a otro dos, y a otro, uno. A cada uno dio conforme a su capacidad y se fue lejos.
Inmediatamente, el que había recibido cinco talentos se fue, negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.
De la misma manera, el que había recibido dos ganó también otros dos.
Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.
Cuando se presentó el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo:
- “Señor, me entregaste cinco talentos; he aquí he ganado otros cinco talentos.”
Su señor le dijo:
- “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
Y cuando se presentó el que había recibido dos talentos, dijo:
- “Señor, me entregaste dos talentos; he aquí he ganado otros dos talentos.”
Su señor le dijo:
- Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”
Pero cuando se presentó el que había recibido un talento, dijo:
- “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Y como tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.”
Su señor respondió y le dijo:
- “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí?
Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses. Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos.
Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera.” Allí habrá llanto y crujir de dientes".

Este Evangelio de ayer domingo, nos invitaba a pensar en el reparto de talentos que el Señor ha hecho y, en particular, en los que nos han tocado a nosotros.

Escuchando y meditando este Evangelio, me pregunto:

¿Sabemos lo que significa que Dios nos dé talentos a cada uno de nosotros? ¿Sabemos cuáles son nuestros talentos? ¿Tratamos de multiplicarlos?

Cuando me hago estas preguntas, veo los talentos que Dios me ha regalado. La fe, la comunidad cristiana para poder vivirla y compartirla, la formación que a lo largo de mi vida he recibido... Tantos dones, que Dios nos da gratuitamente, para que los pongamos al servicio de los demás.

Muchas veces el miedo, la comodidad, la pereza, nos invita a quedarnos quietos, impasibles, viendo pasar por delante de nuestros ojos, las injusticias, los ataques entre las personas, las críticas a la Iglesia que pertenecemos y la Fe que confesamos, la falta de actividad de nuestro mundo por hacer un mundo mejor...
Miramos, pero no vemos. Oímos, pero no escuchamos, queremos movernos, pero nuestra comodidad, nos hace seguir sentados. Queremos alzar la voz, pero nos quedamos callados...

Y ahora yo me pregunto:

¿Qué nos hace ser como ese hombre cobarde del Evangelio, que nos hace enterrar nuestro talento, por miedo a que no dé fruto? ¿Porqué no somos valientes como los otros siervos, que multiplicaron los talentos, para darle los beneficios a su amo?

Todos son dones de Dios, que nos han sido dados no por capricho o para que nos beneficiemos de ellos sólo nosotros, sino para que produzcan frutos de los que todos puedan enriquecerse.
Dios tiene derecho a recoger en proporción a lo sembrado, en proporción a la invertido.
Y si no lo hace, no olvidemos lo que también enseña la parábola: Al que no ha querido rendir, el Señor le pedirá cuentas.

Dios nos pedirá cuentas cuando nos llame a Su presencia. De nosotros depende que cuando lleguemos a Su presencia, le rindamos unas cuentas que le satisfagan, y así evitemos que nos mande a las tinieblas, por haber vivido nuestra cobardía en la tierra.

Ciao.



2 comentarios:

Angelo dijo...

Madre mía que bien estás utilizando los tuyos. ¡Desde luego que le presentarás un buen fruto!Un beso

lojeda dijo...

¡Menudo piropazo me acabas de echar, amigo! Muchas gracias. Un besote