viernes, 23 de marzo de 2012

La madre soñada





Me mandan este escrito, por la celebración de la Semana de la Vida que será próximamente.

"Yo recuerdo aquellos días maravillosos que estando en tu vientre, tu amor me llegaba a través de todas tus venas, y de tu sangre. Entonces todos tus pensamientos eran para mí, y yo era tan especial para ti. Tu vientre amoroso fue mi mejor cuna, sentía tus caricias como me llegaban a través de tu piel, y una profunda paz me inundaba.
Tú me hablabas con tanta ternura, y también me cantabas. Tu voz era entrañablemente bondadosa. Mis movimientos dentro de ti eran todo un acontecimiento que te llenaba de felicidad. Escuchar los latidos de mi corazón se convirtió en tu música favorita. Yo me daba cuenta que me amabas con todo el corazón, y yo me sentía perfecto y extraordinario. Tu vientre era mi verdadero hogar, porque tú velabas siempre por mí. Ahora, cuando miro tus manos castigadas por el tiempo, me parecen tan bellas.
Para mí no has envejecido, y tu cabello está tal cual lo vi al nacer. El doctor me puso sobre tu pecho, sonriendo, y por fin pudimos mirarnos a los ojos por primera vez.
Madre, gracias por luchar tanto por mí, para que no me faltara nada. Yo recuerdo todas tus canciones cuando acariciabas tu vientre, y yo bajo tu piel sonreía. Tú me hablabas convencida que yo te estaría escuchando: "Amado hijo, tan deseado por mí, tú eres lo más grande que me ha ocurrido, mi aire es tu aire, y mi sangre, tu sangre, y juntos formamos parte de la misma sinfonía. Cuando estés en este agitado mundo, no te preocupes, yo estaré siempre a tu lado para ayudarte.
En este mundo encontrarás muchas cosas que no comprenderás, te desanimarás y entristecerás, pero mis manos siempre estarán dispuestas para darte todo amor que necesitas. Yo siempre tendré una canción preparada para ti, y mis consejos te estarán siempre acunando. Hijo mío, yo te daré todo el ánimo y el consuelo que necesites”.
Ahora madre, cuando te miro veo un ángel. Tú eres mi verdadero hogar. Me siento tan feliz de tenerte todavía cerca de mí, el olor de tu piel me recuerda a las flores del campo. Yo nunca experimenté más alegría que cuando tú me cantabas, y yo era el centro de tu corazón, único y especial para ti. Todos estos años a tu lado, y nunca se ha borrado tu sonrisa cuando me ves. Veo la esencia del amor en tus ojos, aún ahora que estás a punto de marcharte.

Todo este tiempo juntos es lo más puro que me ha ocurrido. Madre, vuelve a acunarme antes de irte, porque tu pecho es mi dulce hogar. Vuelve a cantar para mí por última vez, antes que tus ojos se cierren para siempre. Yo recuerdo aquellos días de cielo, cuando estando en tu vientre con tanta pasión me cantabas. Tus palabras eran tan confortantes como el calor del fuego cuando hace frío. Madre, no cierres aún los ojos, deja que pueda contemplarlos por última vez, porque aún conservan toda la luz de tu profundo amor por mí. No te vayas todavía, quédate a mi lado tan solo un poco más.

Este texto está dedicado a todos aquellos niños y niñas que desgraciadamente no pudieron nacer, y a todos aquellos que lograron nacer, pero nunca pudieron experimentar el maravilloso amor de una madre."

Juanjo Conejo

Ciao.

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