Hace unos días aparecía un titular en toda la prensa nacional y las cadenas de televisión que me puso los pelos de punta, y que imagino que conoceréis.
El titular era: «Le dije al médico que por favor no me tocase al bebé sano».
La noticia es ésta:
La mujer gaditana que ha perdido a sus gemelos denuncia una supuesta negligencia en una clínica abortiva de Sevilla.
emma F.M., la mujer que denuncia haber sido víctima de un «error médico» al estar embarazada de gemelos y sufrir un aborto selectivo del feto sano, sigue sin dar crédito a lo ocurrido.
La protagonista explica que «desde el primer momento no estaba conforme. Necesitaba que alguien viera el corazón de los bebés y, dos semanas más tarde, fui a revisión para comprobar que todo estuviera bien, pero cual fue mi sorpresa cuando me dijo el médico que se había confundido de feto. Me habían pinchado el bebé sano y dentro seguía vivo el que tenía el problema de cardiopatía».
Por este motivo solicita al SAS una indemnización de 214.000 euros.
En el mismo sentido, añade que «cuando me lo dijeron quería morirme. Estaba muy ilusionada porque después de tanto años buscando tener hijos estaba ya de seis meses, así que no me podía creer que un médico cometiera este fallo tan gordo. Le decía en todo momento que por favor no me tocara al bebé sano, pero desgraciadamente se confundieron de feto», se lamenta.
No sé si habéis caído en la cuenta en la indemnización que se pide: Por el bebé abortado sano, 214.000 euros. Por el bebé con malformación, si hubiera sido matado seguro que hubieran pedido 0 euros, porque su intención era "eliminarlo".
¿Cuanto vale la vida de una persona? ¿Los perfectos valen dinero y los deficientes, no?
No seré yo quien haga de juez ante esta noticia, pero cuando escuchamos algo así, nos demuestra lo que algunos médicos, jugando a ser dioses, son capaces de hacer.
Ciao.
1 comentario:
No se quien es mas culpable.....la pobre mujer queria deshacerse de uno y mira el destino lo que le tenia preparado...espero que tenga al menos al que lleva dentro....los caminos inexcrutables....ay Dios mio.
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