miércoles, 25 de septiembre de 2013
Meditación del Papa Francisco
A menudo, la novedad nos da miedo, también la novedad que Dios nos trae, la novedad que Dios nos pide.
Somos como los apóstoles del Evangelio: Muchas veces preferimos mantener nuestras seguridades, pararnos ante una tumba, pensando en el difunto, que en definitiva sólo vive en el recuerdo de la historia, como los grandes personajes del pasado.
Tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Queridos hermanos y hermanas, en nuestra vida, tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Él nos sorprende siempre. Dios es así. Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas.
¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sentimos el peso de nuestros pecados, pensamos no lo podemos conseguir?
No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a Él.
(S.S. Francisco, 30 de marzo de 2013).
Ciao.
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