viernes, 17 de enero de 2014

Historia de una bella adopción


Cierta casa de una viuda muy rica se incendio. La señora murió en el fuego. Mientras los bomberos trataban de controlar las llamas, se dieron cuenta del que el hijito de la señora, de 5 años de edad, estaba dentro de la casa. No había forma de llegar a él. Las escaleras ya se habían caído. El edificio no tenia ascensor y no sabían como llegar al niño.
Solo un hombre que pasaba por el lugar, vió la escena. Observó un tubo al lado de las llamas que llegaba a la ventana donde se había asomado el niño. Nadie podía tocar el tubo por lo mucho que se había calentado.
Pero aquel hombre, valientemente, se deslizo por el tubo (quemándose las manos) hasta donde estaba el niño, salvándole la vida.
Un año y medio más tarde, se ventilaba en la corte quien era apto para adoptar al niño (Siendo administrador de toda la riqueza).
Muchos solicitaron, demostraron lo que creían era necesario para calificar: Trayectoria, Negocios, Solidez, Riquezas, etc... Pero a ninguno el niño aprobó, y esta era una condición sumamente necesaria.
El juez volvió a llamar a quienes habían asistido para que probaran si adoptaban al niño, o si este le aprobaba, entró a la sala un hombre desconocido.
Caminó lentamente hacia adelante con las manos dentro de los bolsillos, el juez le pregunto por sus credenciales, a lo que respondió:
- “Señoría, no tengo riquezas ni negocios que me hagan competir contra todos los que aspiran a adoptar al niño”.
El juez le dijo:
- “¿Pues que hace usted aquí? Alguna razón debe mostrar por la que quiera ser adoptador del niño”.
El señor dijo:
- “Solo tengo estas muestras de amor abnegado” (Al decir esto mostró sus manos estaban blancas, quemadas, desechas).
El niño al verlo reconoció al hombre que le había salvado la vida y con lagrimas en sus ojos corrió hacia él y le abrazo . El señor fue quien le adoptó.

Queridos amigos: Cristo Jesús pagó por ti y por mi un precio incalculable. Entregó su vida para salvar nuestras vidas, y también nos lleva esculpido en las palmas de sus manos. El quiere adoptarnos como sus hijos, cambiar nuestras desdichas y enfermedades por su alegría, riqueza y vida eterna.
¿Aceptaras su adopción conmigo? 

Ciao.

No hay comentarios: