lunes, 1 de diciembre de 2014

Una Iglesia despierta



Las primeras generaciones cristianas vivieron obsesionadas por la pronta venida de Jesús. El resucitado no podía tardar. Vivían tan atraídos por él que querían encontrarse de nuevo cuanto antes. Los problemas empezaron cuando vieron que el tiempo pasaba y la venida del Señor se demoraba.

Pronto se dieron cuenta de que esta tardanza encerraba un peligro mortal. Se podía apagar el primer ardor.
Con el tiempo, aquellas pequeñas comunidades podían caer poco a poco en la indiferencia y el olvido.
Les preocupaba una cosa: «Que, al llegar Cristo, nos encuentre dormidos».

La vigilancia se convirtió en la palabra clave. Los evangelios la repiten constantemente: «vigilad», «estad alerta», «vivid despiertos».
Según Marcos, la orden de Jesús no es solo para los discípulos que le están escuchando. «Lo que os digo a vosotros lo digo a todos: Velad». No es una llamada más. La orden es para todos sus seguidores de todos los tiempos.

Han pasado veinte siglos de cristianismo. ¿Qué ha sido de esta orden de Jesús? ¿Cómo vivimos los cristianos de hoy? ¿Seguimos despiertos? ¿Se mantiene viva nuestra fe o se ha ido apagando en la indiferencia y la mediocridad?

¿No vemos que la Iglesia necesita un corazón nuevo? ¿No sentimos la necesidad de sacudirnos la apatía y el autoengaño? ¿No vamos a despertar lo mejor que hay en la Iglesia? ¿No vamos a reavivar esa fe humilde y limpia de tantos creyentes sencillos?

¿No hemos de recuperar el rostro vivo de Jesús, que atrae, llama, interpela y despierta? ¿Cómo podemos seguir hablando, escribiendo y discutiendo tanto de Cristo, sin que su persona nos enamore y trasforme un poco más? ¿No nos damos cuenta de que una Iglesia "dormida" a la que Jesucristo no seduce ni toca el corazón, es una Iglesia sin futuro, que se irá apagando y envejeciendo por falta de vida?

¿No sentimos la necesidad de despertar e intensificar nuestra relación con él? ¿Quién como él puede liberar nuestro cristianismo de la inmovilidad, de la inercia, del peso del pasado, de la falta de creatividad? ¿Quién podrá contagiarnos su alegría? ¿Quién nos dará su fuerza creadora y su vitalidad?

José Antonio Pagola

Ciao.

2 comentarios:

gosspi dijo...

Desde luego Lourdes tenemos una sociedad que nos ayuda a no dormirnos!!!....y todo, aunque muchas cosas no me gustan nada, viene en nuestra ayuda. Ya estamos rompiendo noches en oracion y bien temprano "armados" para este combate, el buen combate de la fe.
Te deseo un adviento en tensión y espectante...sé que este Niño se quedará en nuestro corazón.

lojeda dijo...

Muchas gracias por tus deseos. Verdaderamente debemos permanecer alertas y despiertos y combatir todos muy unidos y con la confianza puesta en el Único que nos da la fuerza para combatir estos desmadres que estamos viviendo. La oración es nuestra mejor arma para luchar por un mundo mejor y Dios hará el resto.
Un beso grande Gosspi.