Si bien todos nosotros atravesamos y atravesaremos momentos difíciles en la vida en los que necesitaremos el apoyo de otros en el camino, la historia de hoy nos lleva a reconocer que siempre debemos considerar ser nosotros quienes ayudemos en vez de quienes recibamos la ayuda.
Y es que en realidad no podemos hacer nada para que otros se interesen en nuestra necesidad, pero en cambio, sí que podemos hacer mucho interesándonos en las de los demás.
Y podemos preguntarnos ahora: ¿Si siempre me preocupo por ayudar a los demás, quién se preocupará por ayudarme a mí?"
La respuesta: "¡Dios vendrá en nuestra ayuda!"
Él siempre acude a nuestras peticiones y nos da la ayuda que necesitamos en cada momento. Yo misma lo he comprobado.
Si tal somos de los que hemos experimentado esta experiencia, ¿Por qué no hacer un tiempo para adorar, agradecer y bendecir esta ayuda solos o en compañía ?
Tal vez descubramos que será más lo que Él nos da que lo que nosotros podamos darle a Él, saliendo renovados para vivir una vida distinta y más plena.
Adelante y que el Señor haga resplandecer en nosotros su Rostro.
Bendigamos y agradezcamos todos Sus favores y tendamos nuestras manos a los demás.
Ciao.
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