miércoles, 24 de junio de 2015
Nuestras tormentas
La tormenta puede ser definida como un fenómeno meteorológico producido por vientos fuertes, como una tempestad de corta duración y especialmente violenta que en ocasiones y dependiendo de su magnitud, puede causar grandes desastres.
Nuestra tempestad puede llamarse problemas financieros, familiares, de salud, sentimentales, crisis política y social en tu país, desastres naturales, etc... Sin importar de qué se trate, podemos estar seguros que ninguno de ellos nos hundirá, no pereceremos por muy fuertes que sean.
Aferrémonos a Dios, pongamos en Él nuestra confianza, porque es el único Refugio seguro que tendremos, es la Roca que no se mueve y nos ayuda a mantenernos a salvo en medio de la tormenta.
Muchas veces hemos escuchado o leído: “Después de la tormenta viene la calma”.
Aunque no lo creamos esta es una gran verdad extraída de la Biblia, las tormentas jamás permanecerán para siempre ni serán eternas.
Así como pasan tormentas en el mundo, Dios permite que pasemos tormentas en nuestra vida, cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón como nuestro único Señor y Salvador, Él nos subió a la barca, en un viaje maravilloso.
Eso no significa que ya no tendremos problemas o desafíos; sino que Jesús jamás nos dejará solos o nos abandonará en medio de una crisis.
“No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará.” Deuteronomio 31:8
Así como los discípulos buscaron a Jesús en medio de una tormenta, acudamos nosotros también a Él, creyendo que va a escucharnos, a silenciar y calmar nuestro problemas. Por muy crítica que sea nuestra situación, recordemos que tenemos un Dios todopoderoso que bendice a los que esperan en Él.
Ciao.
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