viernes, 14 de agosto de 2015

¿Quejas o gratitud?



No dejan las cosas donde deben estar. El transporte público siempre se retrasa. Hace demasiado calor. Qué pesado es este vecino...
En muchas ocasiones la queja puede ganar terreno en nuestra vida, en nuestro carácter.
Equilibrar la queja con la gratitud, incluso que gane la gratitud en ese balance será el comienzo de la salida de uno mismo.
San Ignacio de Loyola daba gracias continuamente porque reconocía que lo que viene de Dios es regalado.
Motivos para criticar tenemos continuamente y contra todo. Quizás haya que descubrir que aún tenemos más motivos para dar gracias.
Tiene que ser gratis. Lo mejor del ser humano sale en relaciones de gratuidad. Por esto la acción de gracias es el fondo que queda al reconocer que Dios vive en este mundo.
Gratuidad es la luz que puede iluminar cualquier realidad para que, aunque nos sintamos ovejas negras, reconozcamos un pasto enorme regalado y un pastor que vela por todos.

Espiritualidad Ignaciana.

Ciao.

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