domingo, 13 de diciembre de 2015

Las dos direcciones del Adviento


En la vida hay cosas que son cíclicas. Se van, y vuelven con regularidad. Y otras cosas van hacia delante, lanzadas como una flecha. Por ejemplo. Cíclico es el paso de las estaciones, las cosechas, el calendario que vuelve con sus fechas fijas año tras año. Cíclico es también el baile de los estados de ánimo para muchas personas (nunca dura eternamente la alegría, ni la tristeza, la nostalgia, ni la diversión). Lineal es el paso del tiempo, que nos va haciendo más mayores –y más sabios–. Las relaciones personales van hacia delante, nacen, y después se van construyendo, cargándose de equipaje…

 El ciclo vuelve a empezar

«Lo que pasó, eso pasará; lo que se hizo, eso se hará: nada hay nuevo bajo el sol» (Ecc 1, 9)

Ya estamos de nuevo empezando. Coronas de Adviento. Lecturas de la profecía. Enderezad los caminos. Ven, Señor Jesús… Todo esto vuelve, regularmente. Como volverán en el ambiente exterior las alusiones a navidad, las campañas publicitarias, las luces iluminando las calles, la lotería o los turrones. Y el niño, al que hace tan solo una semana celebrábamos como Cristo Rey, Señor del Universo, se ha convertido de nuevo en promesa, acogida por una mujer sencilla. Volvemos a comenzar porque para cada uno de nosotros es importante recordar el viejo relato, para seguir construyendo desde ahí. Porque en la vida, y en la fe no todo puede ser novedad, sorpresa y cambio. Hay una historia de siempre que está llena de verdad. Y tiene sentido volver una y otra vez sobre ella.

¿Te gustan las rutinas?
En cuestión de fe, ¿Qué te evoca el adviento como familiar y habitual?
Pues bien, el Adviento es también un tiempo de dos direcciones.

 Pero siempre adelante

«De acuerdo con su promesa, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que habitará la justicia.» (2Pe 3, 13)

Pero, aunque haya cosas familiares, cantos de temporada, ritos litúrgicos, no podemos decir que sea “lo mismo de siempre”. No lo podemos decir porque cada uno de nosotros cambiamos. A lo mejor cuando uno es niño y le hablan de preparar el camino al Señor, inmediatamente lo lee en categorías infantiles. Entonces dices que quieres ser bueno, que ayudarás a poner la mesa, que rezarás por las noches… Luego, al ir pasando el tiempo, te vas dando cuenta de que esperar y buscar a Dios en la vida es diferente. Y pasas por etapas de rebeldía, de preguntas mordientes, quizás también de negación. Tal vez más adelante, la protesta se convierte en aceptación… Porque es uno mismo quien va creciendo. Y por eso lo que vivimos es lo de siempre, pero de una manera más profunda.

¿En qué notas que has cambiado en los últimos años?
¿Qué es hoy, en esta etapa de la vida, el Adviento para ti?

Pastoral SJ

Ciao.

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