jueves, 14 de enero de 2016

Mi foto, tu foto, su foto...


Dicen que nadie es tan atractivo como en su foto de Facebook y demás redes sociales, ni tan feo como en su carné de identidad.
Pero en ambos casos, según pasa el tiempo esa imagen es cada vez más diferente de la realidad.
Hasta que un día toca cambiarla. Y hacemos una nueva fotografía que comienza también a quedar obsoleta.
En la vida surgen muchas situaciones en que la imagen que uno tiene de sí mismo choca con la realidad. Unas veces nos encontramos superados por las circunstancias. Otras veces nos sorprendemos, y descubrimos en nosotros posibilidades que no sospechábamos.
Quizás por eso pienso que cuando nos miremos al espejo, veamos verdaderamente quiénes somos y qué imagen debemos de dar a los demás.
Nunca deberemos aparentar lo que no somos, por muy bien que "queramos vendernos" en las redes sociales y ante los demás, y reconocer siempre lo que somos y lo que tenemos.
Si tenemos algún "defectillo", debemos reconocerlo y no aparentar ser perfectos y estupendos.
Todos tenemos "nuestra alma en nuestro armario" y como humanos que somos, nadie es perfecto. Estoy segura que si nos manifestamos a cara descubierta ante los demás, ellos nos aceptarán tal y como somos.
No se trata de decir todo lo que sentimos o pensamos siempre, es sencillamente acostumbrarse a que lo que se ve de nosotros, no siempre es lo que quisiéramos ver.
Por cierto, es más llevadero cuando a quien miramos es a Jesús, pues Él es quien nos dice realmente quiénes somos.

Ciao.

1 comentario:

Ángel dijo...

Que bueno Lourdes, Es cierto y mas con el paso de los años, cuando por circunstancias tengo que levantarme a media noche y paso por algún espejo, pienso que hace este tío en mi casa. Esto es en plan de chascarrillo.
Un abrazo Lourdes, con mis mejores deseos para este año.