lunes, 4 de enero de 2016

Una mirada positiva al mundo



Aunque quisiéramos tener una mirada positiva sobre el mundo, no podríamos dejar de reconocer que nuestras sociedades en el siglo XXI adolecen de generar verdaderos líderes que puedan basar su sentido de liderazgo en el mensaje cristiano.
Basta dar una mirada por las realidades político sociales de muchos de nuestros países para quedarnos casi sin esperanzas.
¿Es sin embargo posible pensar en un cambio de mentalidad?
Quizás nos toque mirar un poco hacia la misma historia y fijarnos en la experiencia de un hombre como Ignacio de Loyola, quien junto con sus primeros compañeros, con aquellos que estudió en París, marcaron su época mostrando un nuevo modo de ser líderes.
La espiritualidad ignaciana nos puede ayudar a pensar que las cosas pueden mejorar.
La experiencia de los Ejercicios Espirituales es una verdadera escuela de liderazgo, porque de lo que se trata es de aprender a discernir, es decir a encontrar la voluntad de Dios, y a ordenar sus propios afectos.
En la medida que alguien es capaz de ordenar sus afectos puede dar pasos para saber escuchar al otro, para salvar su proposición, y para buscar el magis, lo que más conduce para el bien, no solo personal, sino común.
Y este es el liderazgo que necesitamos y que podemos alcanzar si ponemos atención a nuestros sentimientos y deseos para mejor saber ordenarlos y dirigir toda nuestra energía a hacer el bien y construir un mundo mejor para todos.

Espiritualidad Ignaciana

Ciao.

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