martes, 15 de marzo de 2016

Competitividad & competición



¿Y para cuando la FELICIDAD?..., ¿Para cuando logremos cumplir la expectativa de ÉXITO?..., ¿Eso es la felicidad?... ¿Para alcanzarla precisamos poner sobre la mesa toda nuestra energía , ambición y frustración ? ...
Como a modo de órdago en el mus, todo a una... Si me sale bien soy competitivo y por tanto seré feliz, aunque sea solo unos instantes, si me sale mal... No soy competitivo, necesito más adiestramiento, del bueno, del real ...
Y mientras, durante el camino, dejaremos bellos momentos (que pudiéramos haber vivido) metidos en nuestra mochila, en la de la frustración.
Cada vez nuestra mochila de la felicidad estará más vacía y triste y por el contrario, la mochila de la frustración y por ende la de la infelicidad, soportará más peso, un peso tan superfluo como dañino.
Y es que pasa la vida y no cambiamos el chip, porque lo mandan los tiempos, el entorno que nos rodea, la televisión, la egolatría de algun@s que con su mensaje subliminal disfrazado de un saludable triunfo permanente, nos imbuye inexorablemente en una peligrosa e insana dinámica, la de "COMERNOS A NOSOTROS MISMOS".
Porque la competencia es muy buena y saludable pero la competición, llevada a extremos casi enfermizos como pasa hoy día en casi todos los ámbitos, es muy perjudicial para nosotros y para nuestros imitadores y aprendices, los niños.
Desde la Escuela se hace hincapié en la enseñanza pluridisciplinar pero basada en los ejes transversales, es decir, aquellos aspectos y temas que han de estar presentes en todas y cada una de las asignaturas y vivencias de la Escuela Socializadora, como son: La paz, la solidaridad, la cooperación, la ecología, el respeto y por añadidura personal...Lla felicidad.
Pero pasamos a Secundaria, y eso es tierra de lobos, sálvese quién pueda, esto es la jungla con toda su espesura, trampas y peligros, y los niños o aprenden a ser competentes, organizados, resolutivos, constantes, centrados, interesados y disciplinados o aquí no libra ni el más brillante de los mozos, unos mozos y mozas a los que se les semi-abandona emocional y afectivamente cuando dejan de ser bonitos, sobre los trece años.
Estas últimas palabras me las transmitía una sufrida y frustrada profesora de Secundaria en una ocasión y no creo que sea del todo cierta, unos padres jamás abandonan a sus hijos en ningún aspecto, o al menos ese no sería jamás su deseo, pero quizá inconscientemente nos dejamos llevar demasiado por la dinámica reinante, la que impone el sistema y la misma sociedad, la COMPETICIÓN, la vida es una competición.
Conozco a muchos padres y madres que están agotados con sus hijos pre y adolescentes. También todos conocemos a padres y madres que han salido rebotados del fútbol y su agresividad mimetizada en la denominada Competición. Prefiero no entrar en ese tema porque me resulta repugnante el comportamiento de algunos padres y entrenadores en el fútbol.
Y si somos padres con conducta de perro de presa ¿Qué esperamos de nuestros hij@s?, dóciles perros guías de invidentes desde luego que no...
Y yo os planteo una pregunta, ¿Que os resulta más dignificante, un perro de presa agresivo y competitivo o un inteligente, entregado y solidario perro guía? Pues de lo que comemos gastamos....
Eduquemos pues para humanizar e integrar y dejémonos de adiestramientos agresivos y competitivos.
No olvidemos que una cosa es ser Competente y otra , parecida pero muy diferente en matices es ser Competitivo.

Educación para la integridad

Ciao.

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