viernes, 18 de marzo de 2016

La mediación en tiempos de crisis


No nos engañemos, la tan nombrada crisis económica no es sólo eso, es una consecuencia de una crisis aún mucho mayor, y a mi entender más preocupante, una gran crisis de valores humanos.
Sí, valores como la honradez, la honestidad, la justicia, la solidaridad, la integridad, la coherencia... Si muchos de estos hubieran prevalecido no estaríamos en la situación en la que estamos.
Ante las situaciones más difíciles es cuando más se tiene que aferrar uno a sus principios: Ante la corrupción, honradez e integridad; ante los desmanes y tropelías, justicia; ante la codicia, el fraude y el incivismo, la solidaridad; y ante todos ellos el compromiso, el compromiso con la sociedad en la que vives, con uno mismo, con tu familia, con tus amigos, conocidos, compañeros y con todo tu entorno social.
Por qué hablar de Mediación en todo este maremagnum social? Es sencillo de explicar, cuando existe tal desconfianza social en los estamentos de poder, ya que somos mayoría los que pensamos que están sólo para autoperpetuarse sin tener en cuenta el sentir del pueblo, la mejor forma de resolver nuestros conflictos, interpersonales, familiares, comunitarios, interculturales, empresariales... Será siempre buscar unas soluciones propuestas, negociadas y aceptadas por las partes conflictuadas, bien entre ambas partes por sí mismas o con la ayuda de la figura del mediador.
Consiguendo así unos acuerdos que implican a las partes, ya que son fruto de ellas mismas, refrendados por su palabra y compromiso de llevarlos a cabo.
Promover cooperación para resolver los conflictos y las diferencias humanas, que siempre las habrá, la opción de pedir disculpas cuando se ha hecho un perjuicio a otro y ofrecerle una reparación, en definitiva poder formar parte de un sistema que genere colaboración y no que nos excluya del proceso e imponga siempre soluciones arbitrarias no basadas en el conocimiento de ambas partes, de sus necesidades y deseos, si no en parámetros estandarizados y asépticos.
Y no olvidemos lo más importante de todo, el ejemplo y el legado que podemos dejar a nuestros hijo y siguientes generaciones: La cultura de La Paz y la convicción de que lo importante no es ser una persona rica o menos rica, famosa o anónima ó con más o menos éxito, sino una buena persona...con grandes valores
Muchas buenas personas unidas y solidarias son capaces de solventar todas las crisis posibles y formar una sociedad democrática, justa,honesta y comprometida.

Manuel Jiménez Melguizo
Mediador y Orientador Familiar

Ciao.

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