viernes, 11 de agosto de 2017
Correr con paciencia
La palabra de Dios dice “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14
Nosotros luchamos por llegar a nuestra meta y alcanzar nuestro propósito en la vida, pero muchas veces dejamos la carrera por miedo, por lo difícil que es o porque hemos caído y no creemos que podamos levantarnos; pero esta última idea es muy falsa, aún existe una meta y podemos llegar.
En realidad, debemos aprender a correr hacia la meta con paciencia, aunque parezca contradictorio es la verdad. La perseverancia que tengamos será un pilar importante para que podamos llegar a la meta.
Un claro ejemplo es el de esta gran deportista Gabriela Andersen, una mujer Suiza que corrió en 1984 en los Juegos Olímpicos en Estados Unidos. Pese a la terrible humedad y a la elevada temperatura, que estaba cercana a los 30ºC, 50 mujeres afinaban los últimos detalles y una de ellas estaba a punto de levantar la ovación más grande en la historia de los Juegos Olímpicos.
La posición 37 estaba a metros de llegar a la meta cuando Gabriela Andersen aparecía, el público se encontraba de pie asombrado y al borde del llanto, la atleta tenía paralizada la mitad de su cuerpo y aún seguía caminando con un solo sueño; llegar a la meta y que el trabajo de años por fin tuviera sentido.
Muchos pasaremos por un recorrido duro, difícil, que incluso nos marcará y lastimará, pero todo valdrá la pena porque al final llegaremos a nuestra meta y la corona de la Vida es la que nos espera como premio a nuestra perseverancia y paciencia en nuestra carrera.
No nos demos nunca por vencidos, sigamos corriendo sin desmayar que lo que tenemos por delante es mejor que cualquier trofeo.
Ciao.
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